miércoles, 29 de septiembre de 2010

CHERNOBILEKO UMEAK: Entrevista a Álvaro Colomer

El escritor y periodista Álvaro Colomer Moreno, nació en Barcelona en el año 1973. Es autor de varias obras y entre ellas destacan “La calle de los suicidios”, “Mimodrama de una ciudad muerta”, “Los bosques de Upsala” ó “Guardianes de la memoria. Recorriendo las cicatrices de la Vieja Europa”.

Ésta última, en la que se recogen las consecuencias presentes de la catástrofe de Chernóbil, ha sido galardonada con el International Award for Excellence in Journalism 2007, concedido por el International Institute of Journalism and Communication.

Además de escritor consagrado, Álvaro participa en diversas mesas de debate en el programa Cuarto Milenio de la cadena Cuatro. El pasado domingo 19 de septiembre, colaboró con dicho programa en la emisión del reportaje “Dentro de Chernóbil” en el que participó Chernobileko Umeak.

Chernobileko Umeak: En primer lugar, Álvaro, queremos agradecerte tu atención. Cuéntanos, ¿en qué momento de tu vida comenzaste a plantearte en serio tu vocación como escritor?

Álvaro Colomer: No conservo un recuerdo especial que indique el inicio de esa vocación. En realidad, nunca recuerdo haber querido ser otra cosa. Aún así, hay un momento, ya en la edad adulta, en la que uno debe plantearse si realmente quiere ser escritor y, en consecuencia, llevar una vida de escritor. La aceptación de las consecuencias que tiene aceptar una ‘vida de escritor’ es realmente el momento en el que uno se convierte en escritor. Yo tuve ese momento de sinceridad conmigo mismo hacia los 27 años, que es cuando dejé de trabajar en la redacción del periódico donde estaba contratado para dedicarme casi exclusivamente a escribir.

C.U.: Teniendo en cuenta, toda la problemática que hay y ha habido a nivel mundial ¿Qué te impulsó a escribir sobre las consecuencias de la Catástrofe Nuclear de Chernóbil?

Álvaro: Me interesé por Chernóbil el día en que empecé a gestar la idea de escribir un libro sobre cinco lugares europeos de altísimo contenido histórico. Ese libro, que luego se tituló ‘Guardianes de la memoria. Recorriendo las cicatrices de la Vieja Europa’ (Martínez Roca), incluía cinco grandes reportajes, cada uno dedicado a un lugar: Auschwitz, Gernika, Lourdes, Transilvania y Chernóbil. La intención del libro era explicar cómo era la vida actualmente en esos lugares que se han convertido en símbolos para todos los humanos. De alguna manera, el libro pretendía responder a esta pregunta: ¿Qué implica nacer actualmente en una ciudad estigmatizada? Así es como llegué a Chernóbil: queriendo explicar qué quedaba del símbolo de la catástrofe nuclear más importante de la historia de la humanidad.

C.U.: ¿Cuáles fueron tus impresiones al llegar a Ucrania y ver en vivo y en directo la estela de Chernóbil?

Álvaro:
Para un extranjero como yo, Chernóbil tiene un componente tan dramático como poético. Hay que reconocer que visitar la ciudad de Prypiat es uno de los momento más estremecedores para cualquier ser humano. Toda esa soledad, todo ese silencio, todo esa ruina, toda esa vegetación… Es tan espeluznante que se convierte en poético. Sin embargo, cuando empecé a entrevistar a los supervivientes y a los ‘retornados’, toda esa poesía se derrumbó, adquiriendo de pronto la rotundidad de la prosa. Creo que todos los europeos deberían visitar Chernóbil para comprender qué puede ocurrir si somos tan prepotentes como para manejar tecnologías que no en verdad no están a nuestro alcance.

C.U.: En el último viaje que ha realizado Chernobileko Umeak, hemos visitado la central con el equipo de Cuarto Milenio. Las mediciones de radioactividad siguen subiendo hasta 500 curios en el dosímetro y en esta década se alcanzarán las mayores emisiones. Con lo cual, basándote en tus investigaciones, ¿a qué nivel calificarías el riesgo al que se exponen los habitantes de la zona contaminada?

Álvaro:
Es evidente que la ‘zona contaminada’ tendría que estar vetada a los seres humanos, aun cuando haya gente que viva allí y que, para pasmo de los científicos, tengan buena salud. La Comunidad Europea dictamina que cualquier zona con más de 1 curio de radioactividad tiene que ser inmediatamente evacuada. En Chernóbil se supera ese curio. Por tanto, el riesgo es muy elevado. No importa que haya personas que sean capaces de vivir allí, porque muchas otras personas han padecido enfermedades incurables. Los habitantes de la ‘Cuarta Zona’, en Kiev, son una prueba palpable de esto: el índice de enfermedades, tanto físicas como psíquicas, es extraordinario.

C.U.: El problema parece de difícil solución y ahora más que nunca es necesaria la colaboración de familias para que las niñas y niños de Chernóbil salgan durante los meses de verano de su país. Como gran conocedor del tema, ¿cómo animarías a las nuevas familias a emprender esta experiencia?

Álvaro: Las familias que han acogido niños de Chernóbil y que yo he conocido me han transmitido siempre el mismo mensaje: es una experiencia engrandecedora tanto para el acogido como para la familia acogedora. Los niños de Chernóbil, con el desarraigo al que se han visto sometidos por culpa de las constantes evacuaciones, devuelven el amor recibido incrementado por cinco. Esos niños, enfermos pero llenos de vitalidad, son la mejor prueba de que un solo ser humano vale más que toda la energía del mundo.

1 comentarios:

Naiara Cruz Sánchez dijo...

No tengo más que decir que INCREIBLE ÁLVARO!!! He sido una de las gran afortunadas en leer en primer lugar la entrevista y me ha encantado.

Muchas gracias de todo corazón por tu colaboración y por acordarte de algo que la gente tiene tan olvidado: Chernóbil.

Moltes gràcies